Lucha eterna
"Felices son aquellos que se atreven a defender con coraje lo que aman"
Ovidio
Recuerdo mis días en la Universidad Jaume I, en tercero de Psicología teníamos una asignatura llamada Psicología de las Organizaciones y Recursos Humanos. El profesor que nos daba la clase tenía fama de ser subversivo, pero no por ser el tipo pancartista o pancartero de ideología de extrema izquierda que tanto casaba con el sector progre pijomunista de mi clase, sino más bien por ser la típica persona que no se callaba las cosas, y ante los tratos de favor y becas a las amantes de algunos catedráticos no se callaba. ¿Sería hoy en día tildado de facha, de pertenecer a la máquina del fango? Pues bien este profesor del que guardo buen recuerdo pues a diferencia de otros que tuve venía del mundo laboral y no académico, citó en una de sus clase una máxima que a medida que los años han ido transcurriendo he podido cuán acertada era y que explica bastante bien eso de lo que tanto nos quejamos pero que pocos conviven en su día a día.....¡la corrupción!
La máxima de este profesor era que en los trabajos de la administración pública, o de empresas relacionadas con la actividad de la administración pública era donde había un mayor índice de casos de:
- maltrato laboral
- discriminación laboral
-acoso laboral
-síndrome de agotamiento por exceso de trabajo, o por exceso de las demandas de trabajo
Por aquel entonces trabajaba en una empresa cerámica desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, y después iba a las clases de la tarde de mi carrera, Psicología. El comentario me pareció extraño, ya que desde mi ignorancia de entonces consideraba que los funcionarios o quasifuncionarios se pegaban la vida padre. Ahora pasado el tiempo, y tras dieciocho años trabajando en una subcontrata relacionada con la administración pública sólo puedo reconocer cuánta razón tenía aquel hombre.
Ahora hemos cambiado esas malas conductas de las que nos advirtió aquel profesor por anglicismos: bullying, mobbing, burnout....y lo más triste es ver como la gente mala, la gente que perpetra estas conductas las utiliza con total impunidad y en su propio beneficio. ¿Por qué cierto tipo de perfiles acaban dirigiendo ciertas empresas que no cumplen con lo pactado, se dedican a hacer la vida de los trabajadores una dictadura de su voluntad, y lo único que hacen es que aumente el coste del trabajo que se comprometieron a realizar? Tras todos estos años no tengo una respuesta clara, la obvia sería decir es que todo es una mierda, todo está podrido, pero eso no es cierto. Hay personas responsables que se dedican a realizar su trabajo, buenos jefes que cuidan a sus empleados, pero ¿por qué los peores están siempre en la cima?¿Por qué no llegan los mejores?
En mis antiguos trabajos donde la producción y el rendimiento eran la base de un buen trabajo estas personas no hubieran durado ni dos días, pero en la telaraña laberíntica de la burocracia viven como reyes, o al menos como amos del cortijo. Amantes pagadas con dinero público y contratadas en sus empresas, servicios que se cobran pero que no llegan a realizarse, sobrecostes en reparaciones, contratación de otras empresas para labores destinadas a la propia empresa, poca empatía o nula con los trabajadores, los trabajadores no son vistos como personas sino como un medio para conseguir un fin, la mayoría de las veces monetario, la responsabilidad y el rendimiento no se valoran, el peloteo, el chivateo, los favores son las bases de una valoración que a cualquiera desanimarían a continuar, pero es el pan nuestro de cada día.
Valorados, premiados, reconocidos, ¿Dónde están esos valores con los que nos educaron?¿Qué ha sido del ser buena persona, del ser honrado, del ser responsable?¿Quién ha decidido que eso no vale y la mentira, la hipocresía, la cobardía si valen?¿Quién?¿Quién?¿QUIÉN?
Y ante este panorama siniestro me pregunto, ¿para qué sirve el Aikido?¿Para qué sirven el resto de Artes Marciales? Si los malos siempre ganan, ¿de qué nos sirve nuestra práctica? Para esto tampoco tengo una respuesta clara, tan sólo he aprendido que cuando me han estado puteando durante doce años practicar es algo que me ha ayudado a resistir, y en esa resistencia he encontrado personas, buenas personas que me han enseñado que contra ese Mal, contra los malvados, se puede luchar. La Ley por absurdo que suene o parezca es la herramienta, y su proceso es largo, como nuestra práctica, pero al final da sus frutos. Como siempre el primer paso es decir ¡Basta! y el segundo es tomar la decisión de luchar, no sólo por ti, sino por los que amas que a fin de cuentas son los que más sufren tu calvario.
¿Qué aprendemos en Aikido? A luchar, a defendernos de una agresión. Dejemos las chorradas de amor eterno y paz, y creemos la Paz a través de defender a los nuestros y a nosotros mismos. Los hijos de puta no se van a ir por más bien intencionados que seamos, los hijos de puta se van cuando se les derrota, lucha siempre, lucha eternamente....el Mal no descansa, no lo hagas tú.
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