Aikido es práctica

 


"No les hablamos

de la Ley a las flores

de primavera,

pero caen y se esparcen

y regresan al polvo."

 

Ikkyû Sôjun

 

Empezamos la entrada de hoy con este poema del monje zen Ikkyû Sôjun, un monje cuya existencia conocí hace muchos años gracias a unos mangas publicados por la editorial Glénat donde a través de cuatro volúmenes nos narraban la vida de este monje desde su nacimiento hasta la muerte. Hijo bastardo del divino Emperador de Japón, Ikkyû fue abandonado en su niñez por su madre a la entrada de un templo Zen. Desde ese momento y a pesar de que en un primer instante quería volver con su madre, dedicó su vida al estudio del Zen, llegando a ser un rebelde, un outsider, que contravenía muchas de las creencias acerca de los monjes. Entre sus costumbres una era frecuentar los burdeles, cuando los monjes se suponía que debían practicar el celibato. Criticó abiertamente la ostentación y riquezas que atesoraban los monjes, y fundó un pequeño templo que no era más que una humilde cabaña de madera medio abandonada. Aún así, fue uno de los monjes que más hizo por cumplir esa máxima de que "el Zen es práctica, y la práctica es el Zen". 


¿Y qué tiene que ver todo esto con la práctica de Aikido? En palabras de Al-Nāsir Salah ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb, Saladino para los cristianos de aquella época, "Todo...y nada". A menudo veo vídeos de Aikido en Youtube con muchísimas explicaciones, de hecho la mayor parte de estos vídeos son gente hablando, y cuando llegas a la parte de la demostración técnica no son pocas las veces que acaba siendo una experiencia sonrojante. Bajo mi punto de vista debería primar más la demostración técnica, dejando que el espectador saque sus propias conclusiones.



Grant Morrison un gran y genial guionista de cómic-books hace hincapié en muchas de sus obras acerca de como el lenguaje modifica la realidad en la que vivimos, y el Gran Monje Zen Taishen Deshimaru recalcaba en sus libros y enseñanzas como al utilizar el lenguaje perdíamos una parte de la experiencia real que estábamos viviendo. La realidad supera con creces nuestra capacidad de describirla, de ahí que el método tradicional de enseñanza en Artes Marciales fuera el de "el Maestro hace y el alumno imita". A través de la reproducción de aquello que hemos visto intentamos primero llegar a realizar una copia lo más exacta posible, y en ese trabajo, en esa práctica, es cuando llega el entendimiento. Pero en todo este proceso la mente permanece callada, la verborrea no es ninguna ayuda, ya que el entendimiento que se busca es más una transmisión de experiencia que otra cosa.


Cuando realizamos un trabajo sucede lo mismo. Los primeros días nos explican cómo debemos hacer el trabajo para el que hemos sido contratados, pero después es nuestra experiencia, el estar día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, lo que nos lleva a un entendimiento mejor y más profundo de aquello que hacemos. No suelen haber tantos vídeos de gente explicando cómo se tiene que barrer una calle o recoger la basura, o poner ladrillos en una pared de una obra.



En esta época moderna de marcas personales, donde todos somos estupendos, geniales, irrepetibles...¡vamos que somos la polla en verso!¡no nos han podido parir mejor! recordar que no somos tan diferentes a aquellos que transitaron este planeta, esta existencia antes que nosotros debería servirnos para hacernos reflexionar y bajar de esos pedestales que nos hemos creado. Krishnamurti hablaba de que las cosas a nuestro alrededor cambian, pero nosotros como especie cambiamos muchísimo más lentamente. Las miserias de nuestros ancestros nos siguen acompañando, pero lejos de caer en el pesimismo hay que poner en valor que lo que nos ha permitido seguir aquí hoy en día también nos acompaña, y una de esas lecciones heredadas de generación a generación, es la de que las cosas se aprenden sobre todo haciéndolas.


A la hora de encarar nuestra práctica de Aikido recordemos esta sencilla pero valiosa lección: " Aikido es práctica, y la práctica es Aikido".




Comentarios

Entradas populares de este blog

Detrás de las apariencias

Lucha eterna

Bill Finger