Aprehendiendo...


"No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres.

Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen,

y serás feliz" 

 

Epicteto

 

Llegada  la medianía de la edad, alcanzado el medio siglo, las lecciones nunca cesan. Aquello que años atrás parecía claro, sustentado en un conocimiento con una base firme desaparece, dejando tan sólo un Vacío. En este Vacío es fácil caer en la desesperación ya que no resulta agradable ser testigo de como los esfuerzos del pasado no han servido de nada. Todo se ha ido al traste y las cosas parecen haber perdido su sentido. Pero supongo que es cuestión de carácter, el lamentarse nunca ha ido mucho conmigo. Puedo quejarme de las situaciones adversas pero siempre busco una manera de seguir adelante, de capear el temporal, de encontrar una solución a pesar de no tener ni idea de dónde empezar a buscarla. Pero cuando te enfrentas al Vacío, cuando lo afrontas, cuando lo vives, cuando lo sientes día tras día, empiezas a dejar de temerlo, empiezas a saber cómo estar con su compañía, y aunque los fantasmas del pasado, los ecos de las viejas glorias vividas martillean tu mente, empiezas a sentir que una lección está en ese Vacío. Tal vez la respuesta que tanto anhelas viva en su interior.

 


 

La luz al final del túnel tal vez no aparezca. Mientras tanto hay que acostumbrarse a vivir en la Oscuridad. La Oscuridad nos suele dar miedo, pero si nos enfrentamos a ese miedo, la Oscuridad se convierte en otro de esos aprendizajes por los que tenemos que pasar en esta Vida. Echo la vista atrás y observo mi viaje como Instructor de Aikido. No son pocas las veces en las que pienso que hice el viaje al revés. Empecé en esto de dar clases cuando no era ni cinturón negro, obligado por las circunstancias de  aquel momento, donde mi falta de conocimiento la suplía con mi pasión por entrenar todos los días. Entonces el Mundo parecía ser un lugar más sencillo, y era fácil creer que si te esforzabas en algo podías conseguir cosas. Los años fueron pasando y la gente que venía a entrenar iba fluctuando, pero siempre había gente. Ahora al final de esta etapa el conocimiento es más amplio, la pasión por entrenar perdura pero la  pasión y las ganas por enseñar han desaparecido. La Vida y el Tiempo me han puesto en mi sitio.  

 

Lejos de las voces de mi Ego, de las falsas promesas creadas por él, de ese mundo de espejismos, empiezo a percibir que tal vez he estado andando un Camino equivocado, o dicho de otra manera, creía ser una cosa y en realidad soy otra. Este cambio de paradigma lo llevo de la mejor manera posible, porque siento más que pienso, que vuelvo a estar en el Camino correcto desde hace mucho tiempo. Las ínfulas de mi Ego se desvanecen ante lo que está por venir, y en ese porvenir ya no me encuentro triste. He vuelto a descubrir la sensación de estar haciendo lo correcto aunque eso haya comportado una mayor Soledad. 

 

Nunca fuí un Maestro de Aikido, al menos no uno bueno.Esforzado, voluntarioso no lo negaré, pero ¿bueno? No sé yo, me da que va a ser que no. Lo que sí que soy es un buen practicante, alguien dispuesto a ayudar dentro de mis limitaciones...eso es lo que soy, eso es lo que he sido siempre...alguien que va a trabajar.

 


 
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Detrás de las apariencias

Lucha eterna

Bill Finger