Curso Memorial Tamura Sensei 2023


"Las cosas cambian,

la gente va y viene,

pero algunas cosas se perpetúan de manera natural"


Félix Rodríguez


Otro año más, otro mes de Julio caluroso, y en los primeros días del mes llega nuestra cita anual donde mi Sensei Fernando Valero,7º dan del Aikikai, celebra el curso de Aikido en memoria de Tamura Sensei. Como bien dijo el Sensei Fernando cada año la distancia con el fallecimiento de Tamura Sensei es mayor, lo que puede dar cabida a que se cometan más errores basados en aquello que creímos aprender de Tamura Sensei. La frase: " Espero no haberme equivocado demasiado" me parece la más certera y al mismo tiempo sincera respuesta que se puede dar. 


El curso estuvo dirigido por el Sensei Fernando Valero pero también contó con la presencia de varios Maestros de la Asociación Aikikan España. Los Maestros eran Naco Vindel 4º dan del Aikikai y que recibió en el curso la acreditación como Shidoin, Jesús Arce 5º dan del Aikikai y Sergio Torres 6º dan del Aikikai. Cada uno de los Maestros propuso una visión del trabajo de Tamura Sensei, o lo que cada uno ha podido ir aprendiendo de nuestro añorado Maestro. Nacho y Sergio hacen honor a ser alumnos de su Sensei Ricardo Ledesma, 7º dan del Aikikai. Sus explicaciones, salvando las diferencias, estaban llenas de referencias y palabras que recordaban a Ricardo. Si cerrabas los ojos podías casi percibir la presencia de Ricardo entre los que estábamos allí. La verdad no se me ocurre mejor recompensa que ver que tus alumnos siguen parte de tu Camino, aunque cada uno involucrado en su búsqueda personal. Al fin y al cabo el Aikido es un viaje personal a la par que lo realizamos en compañía de nuestros compañeros de entrenamiento.





El trabajo del Maestro Jesús Arce fue como siempre muy interesante a la vez que comprensible para mí. Con los años es uno de esos Maestros y compañero de entrenamiento con los que he desarrollado más afinidad. Aunque no nos vemos muchas veces, a la hora de la práctica hablamos un idioma casi similar, y solemos coincidir en varios puntos de vista acerca del Aikido. 

Del trabajo de mi Sensei Fernando no puedo ser muy objetivo, ya que para mí, cada clase que asisto como alumno es un pequeño curso en sí mismo. Nunca dejo de aprender a su lado, nunca dejo de equivocarme, nunca dejo de seguir intentando hacer lo que el Sensei propone en la clase. Es la misma sensación que tenía cuando asistía a los cursos de Tamura Sensei: siempre aprendo, siempre.



 

Como los últimos cursos realizados también tuve la fortuna de poder dar un rato de clase, y al igual que me sucediera el año pasado fue un hueso duro de roer, ya que tras haber sido testigo de primera mano de las fabulosas explicaciones del resto de Maestros, la pregunta que me rondaba por la cabeza mientras se acercaba mi tiempo de dar la clase era "¿Y qué explico yo?¿De qué voy a proponer un trabajo?". Escuchando al resto de Maestros soy consciente de que mi forma de afrontar el entrenamiento es diferente, ya que no me planteo las cuestiones que ellos se plantean. Yo solo sé entrenar, y entrenando a medida de las sensaciones que percibo, puedo sentir si el movimiento, la técnica, fluye de manera natural. En mi caso mi lucha personal es contra mi propio ansia y el uso excesivo de la fuerza, pero más allá de eso no soy capaz de discernir mucho más. Conceptos como relación con uke, aberturas, no hacer, se escapan de mi comprensión. Toda mi evolución en Aikido se basa en ir y practicar de forma honesta y sincera como me enseñó hace muchos años ese gran amigo que es Evaristo. Y como aprendí en mi primer trabajo: "Trabaja y calla". 


Las notas positivas del curso fue la asistencia y el trabajo de todos los participantes, y el comprobar que el futuro de la Asociación Aikikan España está a salvo. Hay Maestros preparados para seguir con el trabajo que están realizando nuestros Senseis Fernando, Ricardo y Javier.  También algo que me gustaría destacar es que hay cosas que se perpetúan aunque la apariencia externa cambie. Siempre verás como se van formando grupos de gentes que tienen una mayor afinidad, una afinidad que puede dar pie a grandes relaciones de amistad y fraternidad.




En este devenir del Camino donde apenas alcanzo a ver más allá de cinco metros delante de mí, este tipo de entrenamientos resultan una bocanada de aire fresco y al mismo tiempo sirven para recordarme mi posición. Antes mi ignorancia y mi falta de visión me habrían hecho creer que estaba en un lugar más allá del que me toca por mi propia evolución. Ahora tras fracasar varias veces me he vuelto menos pretencioso, más consciente de mis propias limitaciones, más consciente de que para nada soy aquello que pensaba que era. Soy el hijo de alguien que tuvo un gran momento de gloria e impacto en la sociedad, un impacto circunscrito a la pequeña Ciudad en la que vivo, pero un impacto que hasta hace algunos años me ha estado persiguiendo. Sé lo que es sufrir el ser una vieja gloria y es algo que para nada deseo para mi familia. Con 50 años sigo siendo aquel adolescente imberbe que soñaba con practicar Artes Marciales, aquel adolescente que cuando iba al toro embolado tenía que salir, ya que ver el toro desde la barrera me parecía aburrido, aquel joven adulto capaz de salir de fiesta toda la noche y por la mañana sin dormir ni desayunar se iba a entrenar con su Sensei para ayudarle a preparar su examen de 4º dan. Más allá de eso no hay nada, solo sé trabajar, pero programar, planificar, hacer una estructura, un grupo, todo eso está fuera de mis capacidades. A mi edad, y con la Abuela más presente, aspiro a ser sincero conmigo mismo. No me voy a llevar nada, tan sólo espero ser una buena persona.





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