Transcender
"La transcendencia te lleva más allá del Ego.
Si vas más allá del Ego ves todo desde una perspectiva más decente
y puedes empezar a juntar todas las piezas.
Aún no lo hemos hecho.
No como civilización"
Edgar Mitchell
Catorce días desde mi vuelta de Italia. Catorce días que han servido para dejar poso a todas las experiencias vividas en los doce días que pude gozar de descubrir una parte del Norte de Italia. Después de un viaje de más de 1200 kilómetros para llegar a Milán, ésta se convirtió en la puerta de entrada a un país que en el mapa está cerca pero que luego su cercanía no es tanta como parece. Teniendo que cruzar Francia tanto a la ida como a la vuelta, no pude evitar recordar todos esos viajes realizados en compañía de mi Sensei, o de mis amigos Evaristo y Vicente, cuando íbamos a la Seyne-sur-mer o a Bras para asistir a los cursos de Tamura Sensei. Desafortunadamente esta travesía por Francia tuvo un mal percance ya que intentaron robarme mientras dormía, pero no lo consiguieron, amén de que bajé de la autocaravana con la idea de pegarme con los ladrones pero afortunadamente no tuve éxito.
Llegar a Milán tras cruzar los Alpes que separan Francia de Italia fue algo sorprendente, ya que era la primera vez que asistía a la visión de una cadena montañosa tan alta. He visitado varias veces los Pirineos, que ya de por sí son magníficos, pero los Alpes son otra cosa.
Milán, Brescia donde jugó mi admirado Josep Guardiola, las Dolomitas, Venecia, Padua, Maranello, Florencia, Siena, la Toscana, Pisa, Vieraggio y su playa....cada rincón que he visitado siempre he tenido la misma sensación, ¡Cuánto tiempo pasaría aquí! No puedo hablar de uno sin desmerecer al otro, todo lo que he visto me ha parecido impresionante, bello, y en todos los lugares he podido percibir una idea de transcender, de ir más allá, de salir de mi Ego, de olvidarme de mí y conectarme con algo mucho más grande que yo, el reconocimiento de ser tan sólo una palabra en una Historia que es mucho más enorme de lo que ni siquiera podemos llegar a intuir o percibir.
Observando las catedrales, las ciudades y pueblos de la Toscana, la hermosa Venecia, las Dolomitas con todos sus paisajes de postal, los ecos de nuestra propia herencia cultural se perciben algo mejor. Hace muchos años reconocíamos que algo superior estaba por encima de nosotros, y en base a ello, hemos creado impresionantes obras de arte, y es algo que me invita a la reflexión. He estado en catedrales con siglos de antigüedad y me pregunto cuantas de nuestras obras de hoy en día perdurarán. Antes las cosas se hacían para durar, para que pervivieran más allá de nosotros. Ahora en este mundo de inmediatez y superficialidad intento encontrar algo que dure más allá de un año en el mejor de los casos. No estaría mal de vez en cuando echar la vista atrás y aprender de cómo nuestros semejantes hicieron tales descomunales obras de arte, y averiguar cómo han conseguido que perduren muchos siglos después de haber sido creadas.
En nuestro avance, en nuestro Camino por mejorar, tal vez hemos olvidado esa parte esencial de nosotros y común a todas las culturas. En este 5% del mundo donde vivimos y somos afortunados de tener todas las comodidades que tenemos, hemos perdido de vista que pertenecemos a algo más, y que el mismo miedo ancestral que dio origen al hecho religioso sigue con nosotros. La religión nació de nuestra conciencia al saber que un día mi compañera, mi amigo, mi padre, mi madre, mi hermano, mi hermana morirían. Ocurrió hace miles de años, pero en el momento que supimos que íbamos a morir nació el miedo a la Muerte. Para enfrentarnos a ello creamos la religión, necesitamos creer que nuestro viaje no termina en este Mundo, que hay algo más. Con el miedo a la Muerte también nació la Esperanza, la necesidad de creer precisamente eso, que hay algo más allá de esta Vida, y si puede ser bueno, mejor que mejor.
Pero ninguno lo sabemos, nadie sabe con seguridad que hay al otro lado. Y como el Maestro Yoda dijo: "la duda lleva al Miedo, el Miedo a la Ira". Necesitamos, necesitamos creer que existe algo bueno después de todo esto, necesitamos creer que todavía no es tarde para cada uno de nosotros, que podemos ser perdonados por muchos errores que hayamos cometido, que alguien nos espera y recibe en el Otro Lado.
Ese miedo sigue con nosotros, siempre lo estará, pero podemos aprender a afrontarlo. Caminos hay muchos y el Aikido es uno de ellos. Los grados, los reconocimientos, los méritos, todo queda atrás ya que la verdadera finalidad del Aikido es aprender a lidiar con nosotros mismos y con la Vida. Y con lidiar con la Vida también viene el aprender a lidiar con su hermana...la Muerte.
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