Cabrones y Aikido

 



"No te avergüences de recibir ayuda,

porque tienes que realizar la tarea que hay delante de ti

como el soldado que ataca una muralla"


Marco Aurelio


Doce años aguantando, doce años soportando situaciones injustas, doce años rebañándome los sesos preguntándome que había hecho mal, en qué momento alguien decidió que yo tenía que cargar con las labores que los demás no querían, doce años ignorado, doce años escuchando mis pataletas y seguir siendo ignorado, menospreciado por algunos, insultado, doce años aguantando la humillación de ver como los malos se salían con la suya y encima me tocaba pedir disculpas, doce años aguantando mierda por creer que las cosas se podían arreglar hablando, doce años engañado....Doce!! Doce!! DOCE!!!


Pero como aprendemos a lo largo de nuestra vida, todo lo que tiene un principio tiene un final, y ese final ha llegado, aunque los últimos coletazos de los malos están más que presentes, pero ahora por fin, y una vez dejas de creer en aquellos que dicen preocuparse de ti y defenderte, ese final a este tránsito por un Infierno dantesco llega. En el final del Mal ves la verdadera cara de tu agresor, un ser patético, mentiroso, lleno de inseguridades, falto de auto estima y que enloquece al comprobar como ese poder que creía tener se le escurre como el agua entre las manos.




La travesía por el Infierno ha dejado sus marcas, sus cicatrices. En estos doce años he sido testigo, he comprobado como mi cuerpo, mi mente y mi espíritu se deformaban, como perdía esa Esencia genuina y llena de Luz que cada uno llevamos en nuestro interior. Creyendo erróneamente que mi trabajo era una cosa y descubriendo el verdadero objetivo de mi trabajo: la Mentira. Una Mentira que sirve para enriquecer a unos pocos y hacernos un poco más pobres a los demás. ¿Pero qué podía hacer? Lleno de deudas y compromisos con los que cumplir, los malos se aprovecharon de mis necesidades y de mi Miedo a que a mi familia le faltara el pan. Cuando has sido pobre, cuando has vivido como al banco le importa una mierda tus problemas, cuando aprendes que tienes que pagar sí o sí, que no tienes otra opción, el Miedo a perder cierta estabilidad para ti pero sobre todo para los tuyos pesa, pesa mucho, y la gente mala lo sabe, de hecho, se nutren de nuestras  necesidades y se aprovechan de nuestro tiempo. Nos alejan de nuestros seres y pasamos horas y horas en trabajos rutinarios destinados a enriquecerles a ellos.


Pero todo termina, las deudas terminan, los compromisos terminan, y poco a poco recuperas parte de tu tiempo. Tu vida con los tuyos mejora pero el abuso, la discriminación siguen ahí, molestándote, impidiendo que puedas estar al 100% con los tuyos. Puedes llegar a enloquecer y cuando más desesperado estás encuentras algo, algo que es como el último clavo al que te aferras para dejar de caer y empezar poco a poco a recuperar tu Vida, para empezar a reencontrarte, para volver a sacar la Luz que habita en tu interior.





Todo empezó con la escucha del podcast de EmotionMe donde un chaval de unos treinta años de edad hablaba acerca del Estoicismo y de cómo esa filosofía era válida para nuestros tiempos. Por aquel entonces sólo tenía recuerdos vagos de haberlo aprendido en el instituto para la asignatura de Filosofía y aunque los nombres de Séneca, Marco Aurelio, Epicteto me sonaban nunca me había parado ni a leer, ni a escuchar lo que decían. Pero ese día escuchando a aquel chaval algo resonó en mi interior y encontré una forma de poder sobrellevar mejor toda la mierda por la que estaba pasando en mi trabajo.


Mi familia y el Aikido me mantuvieron a flote estos años, pero sólo con mantenerme a flote no bastaba. Tenía que hacer algo ya que sabía que era cuestión de tiempo que las fuerzas me fallaran y me hundiera en el Abismo de la Mierda. Gracias al Estoicismo encontré ese puntal que me faltaba para empezar a luchar, para empezar a ver las cosas de otra manera, para dejar de ser tan crédulo y empezar a cambiar para hacerme más fuerte tanto física, como mental y espiritualmente. 


Y algo que aprendí es que contra los Malos no puedes luchar solo. Antes estábamos vendidos por nuestros propios compañeros, por aquellos que tenían la posibilidad de echarte una mano y te la denegaban en pro de su beneficio personal. Pero a esos cabrones también les llegó su final, y un puñado de valientes se alzaron contra los Malos y empezaron a pelear como hay que pelear, con papeles, con cuños, con registros, para tener pruebas de todo el Mal que está sucediendo. Y en esa pelea encontré un forma de poder librarme del maltrato y abuso de mi jefe, un psicópata subclínico.


Definición: " Los psicópatas subclínicos agreden psicológica o emocionalmente con la finalidad de ejercer control y poder sobre la víctima puesto que perciben que es una de las maneras más sencillas de aprovecharse de ellas y de obtener beneficio"




¿Qué lección me llevo de estos 12 años? No confíes nunca en la gente mala. Da igual que sea tu jefe, tu novia, tu novio, algún compañero o compañera, no confíes NUNCA. Si son tus jefes  búscate un buen abogado, o un sindicato decente y tramita todo por escrito con ellos. No confíes en su buena voluntad, no la tienen, ni la tendrán. Tan sólo te ven como algo a utilizar para alcanzar sus fines.


¿Y para qué sirve el Aikido? Pues para mí ha servido para aguantar toda esta mierda y para vivir en mis propias carnes como cuando le niegas el conflicto al malo, este acaba siendo derrotado por el mismo. Ahora mi jefe intenta ser mi amigo, un buen compañero. ¡Qué ruin y qué mezquino! ¡Qué patético! Pero ahora al final empieza a entender que sus malas artes le han servido para verse rodeado de gente...pero solo. Nadie confía en él, nadie cree en él....¿realmente valía la pena ser tan hijo de puta?






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