El Ki, el centro, la relajación y otras flipadas

 



"La libertad es la única meta digna en la Vida.

Se gana ignorando cosas que están más allá de nuestro control"


Epicteto


A menudo me encuentro en la práctica en el Dojo con compañeros que flipan con estos tres pilares de la práctica del Aikido: el Ki, el centro y la relajación. Tres conceptos que a mi modo de ver suelen malinterpretarse. Este es uno de los problemas que nos encontramos en nuestra práctica de Aikido, debido a la herencia religiosa espiritual que recibimos de O Sensei. 


O Sesnei explicó el Aikido a través de un lenguaje que reflejaba el pensamiento, creencias y vida que había llevado, pero pocos de nosotros, practicantes de Aikido, nos hemos visto en una vida similar. Los conceptos religiosos propios de la religión Shinto, los conceptos propios de Oriente se nos escapan a muchos de nosotros aunque los hayamos aprendido a través de los libros. Nada puede sustituir a la experiencia directa y tal vez si pasáramos muchos años viviendo en Japón y nos dejáramos nutrir de su cultura nuestro entendimiento sería algo mejor, pero esa experiencia de vivir años y años en el extranjero está al alcance de muy pocos. La mayoría tenemos que conformarnos, y no es poco, con asistir a un Dojo de Aikido y entrenar con un buen Maestro.




Pero aquí la picaresca, como no podía ser de otra manera, entra en juego, y ante la lejanía del mensaje de O Sensei, tanto en años como en distancia, los hay que se proclaman herederos del Arte, y dicen, dicen poseer un conocimiento amplio del Aikido, aunque luego su práctica refleje otra cosa, la verborrea de la que disponen para encandilar, para encantar es amplia, pero a la postre es sólo eso...verborrea vacía!!


La aplicación de estos conceptos viene tras años y años de práctica, cuando el cuerpo tras horas y horas de entrenamiento, más de 10.000 para esos coaches a los que se les llena tanto la boca al decir lo de las horas necesarias para ser un experto, empieza a notar, a sentir, lo que la mente desde un primer momento entendía. Dicen que la enseñanza de Artes Marciales es de i shin den shin , de corazón a corazón, y la verdad es que no encuentro una analogía más acertada.




Esto de entrenar tiene más que ver con el corazón que con la cabeza. La relación que se establece entre el Sensei y el alumno, entre los compañeros de práctica, entre la práctica y uno mismo no se puede explicar acertadamente con palabras. Entrenar, aprender es una experiencia que va más allá de las palabras y que necesita de nuestra parte sensorial, necesitamos saber qué sentimos y por qué. Aquí la cabeza poco tiene que hacer, si te paras a pensar la ejecución técnica no es buena. Necesitas ese proceso por debajo de la razón que te ayuda a seguir avanzando por este Camino, por este Do.



Conceptos importantes de los que empezamos a atisbar parte de su importancia tras el paso de los años de entrenamiento, pero de un entrenamiento riguroso y sincero. Los charlatanes no tienen cabida, los currantes siempre. A través del trabajo llega el entendimiento que tanto perseguimos, a través de la práctica. Así ha siso siempre y así seguirá siendo.








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