Hades
Dentro de mí existe una tormenta,
una tempestad,
una lucha sin fin,
sin cuartel,
sin tregua.
Si me demoro,
si me acomodo,
si pienso "esto lo haré mañana",
entonces pierdo,
siempre,
SIEMPRE.
Condenado a no dejar de intentar,
a no dejar de mejorar,
a no dejar de luchar.
Las fuerzas a veces por sí solas no bastan,
a veces necesitas algo más que Fuerza,
pues tu adversario nunca cede,
nunca,
siempre está presionando,
siempre está preparado,
atento,
listo para cualquier signo de debilidad que muestres.
Y fallas,
¡cómo no!
Fallas,
y empiezas a maldecirte,
a reprocharte a tí mismo no ser tan fuerte.
La desesperación llega,
y enloqueces,
poco a poco te pierdes en el Camino,
te vuelves débil,
sabes que eres débil,
y tu adversario crece,
se alimenta de tu frustración,
se ríe de tí,
y te sigue presionando,
te sigue exprimiendo.
En tu locura,
puedes acabar muerto,
muerto en Vida,
un Ser sin voluntad,
arrojado,
golpeado,
por los caprichos del Destino,
sujeto a los deseos y antojos de sus semejantes,
un Ser sin Luz,
sin Sueños,
tan sólo reaccionando impulsivamente.
Los Dioses te han abandonado,
Tú te has abandonado,
imploras que llegue la Muerte para acabar con tu sufrimiento,
con tu tragedia,
pero la Muerte no llega,
y un día,
y otro,
y otro,
vagas por la Tierra sin saber ya quién o qué eres.
¿Dónde estás?
¿Cuándo te fuiste?
Pero hay momentos,
existen fragmentos,
donde atisbas a ver una salida,
una Esperanza,
ahí está,
como una pequeña Luz intentando iluminar la Gran Oscuridad,
un pequeño destello en la inmensidad del Vacío,
una pequeña promesa,
tan sólo eso,
una pequeña promesa,
de que puedes recuperar tu Libertad,
de que puedes recuperar tu Luz.
Te arrastras por el lodo,
sufres la humillación de los demás,
pero avanzas,
pulgada a pulgada,
sin detenerte,
luchando,
con tus pocas fuerzas.
Día tras día,
en el Silencio de la Existencia,
en el Exilio de los Demás,
te vas haciendo más fuerte,
recuperas un poco de ti en tu lucha.
Tu Enemigo sigue ahí,
nunca te ha abandonado,
nota tu pequeño cambio y ataca con todo,
pero esta vez aguantas,
te doblegas ante su envite,
pero incluso machacado en el suelo no dejas de luchar,
ya no,
ahora sigues luchando,
y a cada segundo que aguantas,
a cada minutos que soportas su ataque,
tu Fuerza crece,
y la de Él disminuye.
Podrías llegar a pensar en la Victoria,
pero tu tiempo en el Hades te ha enseñado una gran lección,
ese Enemigo que tanto te machaca,
con el que luchas denodadamente,
eres Tú,
siempre fuiste Tú.
Alzas la vista frente a Él y sonríes,
tu Lucha no tiene fin,
pero tu Lucha te define,
te hace mejor,
más fuerte,
más sabio,
más humano.
Comentarios
Publicar un comentario