Una técnica repetida cuatro veces vs Cuatro repeticiones de una técnica
"Jugar con una técnica y otra es de poca utilidad.
¡Actúa con decisión y sin reservas!"
O Sensei Morihei Ueshiba
La fortuna de dar clases te permite entre otras cosas cuestionarte cómo ves tu el Aikido y cómo intentas transmitir aquello que sabes. Una de las cosas que observo mientras enseño lo poco que sé es la obsesión que tenemos todos por el resultado final de la técnica. Cuando asistimos a la explicación del Instructor en mi caso, o del Sensei, nuestros ojos, mejor dicho, nuestra mirada se suele fijar en que inmovilización o proyección está realizando y en que el otro cae. Bajo esas premisas se dirige buena parte de nuestra práctica. Normalmente el compañero suele colaborar y terminamos practicando algo ajeno a la realidad. Nos obsesionamos tanto con tirarle que perdemos de vista al atacante y tan sólo nos preocupa su mano, su brazo, su cuello, lo que sea que hayamos visto y nos lleve a la deducción de que así la técnica funciona.
Pero para nuestro pesar el Aikido no funciona así y cuando encontramos a un compañero cabrón, o simplemente viene el Sensei a corregirnos, entonces nuestro trabajo deja de funcionar...¡No sale!¡Me cago en...! Como decía Bruce Lee en la mítica Operación Dragón, "nuestra atención se fija en el dedo y perdemos de vista toda la gloria celestial".
Además tenemos otra manía, y es que a la hora de trabajar estamos perdiendo y volviendo a ganar en cada repetición que hacemos lo que hemos ganado la primera vez que realizamos la técnica. Continuamente estamos entrando y saliendo de la técnica, y obviamos la mayor parte de las veces por ignorancia, que debemos quedarnos con Uke, no hay que abandonarle hasta que el trabajo termina, Lo mismo se aplica a Uke, hay que trabajar manteniendo la relación, el contacto con Nage.
Esta forma de entrenar que propongo, se podría llamar como hacer una técnica cuatro veces en contra de hacer cuatro repeticiones de una técnica. El Aikido se basa entre otras cosas en la unión de Uke y de Nage, en la unión del atacante y del que realiza la técnica. La idea que propongo es mantener esa unión más allá de que haya inmovilizado o proyectado a Uke. No hay que desconectarse de él, hay que seguir unido física, mental y espiritualmente a Uke. El final del trabajo lo marca el Sensei, cuando propone el estudio de otra técnica.
Una vez me uno a Uke me quedo con él y todo lo que sucede es parte de la técnica, ¡Todo! Caer, levantarse, volver a atacar, entrar en el ataque, inmovilizar, proyectar, todo, todo es parte de la técnica y no podemos desconectarnos de nuestro compañero. Por pequeño que sea el tiempo de desconexión eso le da a Uke una nueva oportunidad de volver a atacar. Y la relajación que necesitamos surge de esa presión que ocurre entre ambos. Hay que permanecer tranquilos pero al mismo tiempo hay que actuar con decisión. Como el Comandante Jocko Willink dice: "frente al caos y la incertidumbre, ¡determinación!".
Lo más parecido que he encontrado a este trabajo es cuando hacemos lucha de suelo en Judo o en Jiu Jitsu, algo a lo que animo a mis compañeros de entrenamiento a probar. Tengo la fortuna de entrenar con compañeros que cuando notan que la técnica no sale te llevan al suelo y te intentan estrangular o luxar. El tiempo que dura nuestra refriega en el suelo es agotador, cuando terminas te levantas falto de aire, pero durante el tiempo que ha durado el pequeño combate has podido notar la presión del ataque de tu compañero. En el suelo tu margen de maniobra es menor y mantener la calma al mismo tiempo que buscas una forma de revertir la situación son esenciales.
Debemos trabajar desde las caderas, caderas firmes y el resto del cuerpo suelto, con el flujo de la respiración, y con equilibrio, para poder desarrollar potencia. Todos estos factores están siempre presentes en nuestro trabajo y determinan en cierto modo el nivel de ejecución técnica que poseemos.
Y otro factor importante en el entrenamiento es el Silencio. A menudo observo a muchos compañeros de práctica hablar y dar explicaciones durante el entrenamiento. Creo que es un error esta costumbre y resta intensidad a nuestra práctica. A la hora de pelear las palabras sobran, como dice el psicólogo José Luis Montes "el tortazo es la derrota de la Inteligencia", una vez hemos llegado a ese punto las palabras sobran y se requiere otro tipo de acción. Practicamos Artes Marciales y como O Sensei nos recordaba el margen para el error es mínimo, ya que supone que podemos sufrir una herida por parte de nuestro atacante.
Con el Silencio llega una nueva comprensión, una nueva forma de entender las cosas, más profunda, más cercana al corazón. Hay que darlo todo en el entrenamiento, hay que vaciarse en él, para así poder seguir aprendiendo. Cada día de práctica es una pequeña muerte y un Renacimiento. Una persona entra en el Dojo de una manera y sale de otra...¿más sabia quizás?
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