Dentro del laberinto

 



"Si todo lo que somos,

es lo que fuimos...

entonces pronto morirá

sin un susurro...

la vida continua"


Zack Hemsey


A veces el Camino te lleva de nuevo a paisajes, momentos que creías haber dejado atrás. Tal vez sea una ilusión de nuestra percepción, tal vez la forma de avanzar por el Camino no sea una línea recta, siempre hacia delante, tal vez el transcurrir por el Camino se parezca más a los nueve círculos del Infierno de Dante, y tengamos que pasar por paisajes, momentos, una y otra vez.


Momentos que se llevan todo lo que creíamos haber conseguido, todo aquello que creíamos haber avanzado, mejorado, superado, se deshace en añicos, se rompe en múltiples trozos, dejándonos de nuevo en la casilla de la salida. Este Camino lejos de estar claro, de ser una Vía recta y despejada, se convierte en un Laberinto, un laberinto lleno de espejismos, lleno de falsas esperanzas, lleno de mensajes que te hacen creer que puedes escapar de él pero que en realidad lo único que hacen es que te pierdas más y más en el laberinto.





Por si fuera poco este Laberinto está custodiado por un Ser cuya única misión es buscarte y asegurarse de que no puedas jamás escapar. Tu desesperación, tu miedo, tus anhelos, tus sueños, cualquier cosa que suscite una emoción dentro de ti, es su alimento preferido. Se nutre de tus emociones, son para él un auténtico manjar de dioses.

Los dioses según los griegos nos envidiaban por disponer de una vida finita. De su envidia nació la aparición de múltiples seres cuya único propósito era hacer nuestra vida más miserable si cabe. Los héroes mitológicos se alzaban frente a las adversidades y combatían a estos seres, derrotándolos y llenando al resto de nosotros de Esperanza, albergando en nuestras almas la creencia de que si luchamos contra las adversidades se puede vencer.....se puede, se puede, se puede.






Pero esa posibilidad también entraña la derrota. La victoria no está clara, no hay nada escrito que nos diga que haciendo esto o aquello podemos vencer, podemos escapar del laberinto. El Laberinto al igual que nosotros va cambiando, sus muros no son simple construcciones rígidas y móviles, al contrario, cambian de forma y se adaptan a nuestras circunstancias, creando así la prisión perfecta, esa de la que Morfeo nos hablaba en Matrix, una prisión que no puedes ver, ni oler, ni tocar....¡una prisión para tus sentidos!


¿Cómo podemos escapar?¿Cómo podemos huir y dejar atrás este Infierno?¿Cómo vencer y no caer en las garras del guardián del Laberinto? ¡Ojalá tuviera una respuesta!¡Ojalá tuviera una solución que poder compartir contigo!¡Pero no la tengo!¡No la tengo!


Mi último envite con el custodio del Laberinto terminó conmigo huyendo de madrugada por las calles de mi barrio mientras el frío y la humedad golpeaban mi cuerpo, mi mente y mi alma. Roto, con el corazón encogido, caminando y llorando al mismo tiempo mientras balbuceaba " ya no me queda nada, ya no me queda nada". Mientras huía intentando alejarme del guardián un pensamiento cruzó mi mente con la potencia de un relámpago iluminando la noche, "¡Mis hijos!¡Mis hijos! ¿Qué sería de ellos si yo no estaba?¿Qué futuro les aguardaría? No podía abandonarlos, no podía" Y así con la determinación de enfrentarme al Ser me di media vuelta y regresé al lugar del que había huido sin saber muy bien qué debía hacer, pero con la determinación de que pasase lo que pasase no abandonaría a mis hijos.



 

Aquí continuo, dentro del Laberinto, luchando contra los peligros que lo pueblan, intentando no caer en más engaños, olvidando las falsas promesas de aquellos que sin ningún pudor se jactan de saber cuál es el Camino que lleva hacia la salida, el Camino que nos hará libres. Continuo entrenando, continuo preparándome para el próximo envite de la Bestia y mientras lo hago un pensamiento me atormenta...¿Y si la Bestia, el Guardián que tanto temo fuera yo mismo?¿Y si esta prisión cambiante, este Laberinto infinito lo hubiera creado yo?








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