Cuestión de pulgadas
Yo no puedo hacerlo por ti,
soy demasiado viejo,
te miro y pienso,
he cometido todos los errores que un hombre de mediana edad puede cometer,
he...he despilfarrado todo mi dinero,
puedes creerlo,
he echado de mi Vida a demasiada gente,
y últimamente ni siquiera soporto la cara que veo en el espejo.
Verás,
cuando te haces mayor en la Vida empiezas a perder cosas,
eso, eso es parte de la Vida,
pero sólo aprendes eso cuando empiezas a perder esas cosas,
descubres que la Vida es cuestión de pulgadas,
así es el Aikido,
porque como en la Vida,
el margen de error es muy pequeño.
Medio segundo más lento o más rápido y la técnica ya no sale,
medio segundo más lento o más rápido y no puedes hacer Irimi,
las pulgadas que necesitamos están a nuestro alrededor,
están en cada momento del entrenamiento,
en cada minuto,
en cada segundo.
En el Dojo luchas por ese terreno,
en el Dojo te dejas el pellejo,
tú y tus compañeros,
por esa pulgada que ganas.
Porque cuando sumas una tras otra,
cuando sumas esas pulgadas,
eso es lo que va a marcar la diferencia entre ganar o perder,
entre vivir y morir.
Te diré una cosa,
en cada lucha,
aquel que va a muerte es el que gana ese terreno,
y sé que si queda Vida en mí es porque quiero luchar y morir por esa pulgada,
porque vivir consiste en eso,
las pulgadas frente a vuestras caras.
Yo no puedo convencerte de que lo hagas,
mírate en el espejo,
mírate a los ojos.
Creo que vas a ver a alguien que está dispuesto a ganar esas pulgadas,
vas a ver a alguien que se sacrificará por ellas,
porque sabe que cuando llegue la ocasión,
Tú harás lo mismo.
Eso es el compromiso,
así que o te curas como un guerrero,
o morirás como un individuo.
Eso es el Aikido,
eso es todo lo que es,
ahora,
¿Qué vas a hacer?
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