La importancia del trabajo con armas en Aikido
"Fue O-sensei quien creo el Aikido. Y cada vez que demostraba Aikido utilizaba las armas. No nos corresponde a nosotros, sus discípulos y alumnos decidir o no si es necesario practicar armas"
Tamura Nobuyoshi Sensei
Las armas en el Aikido. El Bokken, el Jo y el Tanto, tres armas de madera que son en esencia un sable de madera, un palo de tamaño medio y un cuchillo de madera. Unas armas que la mayoría de las veces tan sólo transportamos de casa al Dojo y luego del Dojo a casa, pero que pocos de nosotros realmente utilizamos. Si encima decides hacer algo de Iaido en tu entrenamiento y llevar un Iaito a clase, ¡Válgame Dios! Las armas, las dichosas armas que a más de uno le incomodan ya que cuando trabajamos con ellas todas nuestras carencias en nuestro trabajo salen más fácilmente a la luz. ¿No sería mejor entrenar sin armas?¡A fin de cuentas nadie va con un sable o un palo por la calle!¡No tiene mucho sentido!¡Ah bueno, están los cuchillos, pero eso ya es otra cosa, total hago un Kotegaeshi y asunto arreglado!
¡Ay las armas!¡Qué jodidas son! Pero sin ellas todo nuestro entrenamiento carece de sentido. Las armas lo primero que nos enseñan es que igualan una contienda. Alguien más débil puede encarar un combate frente a alguien más fuerte y desarmado, e incluso ambos armados, la posibilidad de hacer daño al contrario aumenta. A mano vacía el fuerte lleva ventaja, pero con las armas la cosa cambia.
Más allá de lo obvio que resulta todo esto, en Aikido, o por lo menos en la forma que practico Aikido, el trabajo con armas es fundamental, la base para entender el trabajo posterior a manos vacías en las técnicas. No digo que haya que moverse igual que cuando porto un sable, un bokken o un jo, pero lo que aprendemos con las armas, la importancia de la distancia, el seme (la amenaza constante sobre Uke), el no crear aberturas innecesarias, el no pelear contra el arma de Uke, el seguir trabajando sobre su centro, el momento correcto de moverse, el desplazamiento correcto y un montón más de enseñanzas que descubrimos gracias a trabajar con las armas, pero sí que todo esto que aprendemos ayuda a que mejoremos nuestras técnicas a mano vacía.
Con el tiempo enseguida aprendes a discernir quién trabaja mucho con armas y quién no. Por lo general el Kamae de las personas que no trabajan mucho las armas es más redondeado, más abierto, más pasivo. En cambio el Kamae de las personas que trabajan más con las armas es más triangular, más cerrado, y siempre buscando a Uke desde el primer momento. La conexión con Uke, el Ai, no se produce en el momento del contacto sino que se produce mucho antes, en la intención de Uke para realizar el ataque. Esta intención sobre la intención, Sen no Sen en japonés, es lo que buscamos siempre, y el trabajo con armas es un acicate muy importante para conseguirlo. Ser conscientes de que tenemos que movernos en el momento correcto porque si no recibiremos un palazo de nuestro compañero, nos despierta y hace que estemos más atentos en el trabajo. El miedo a ser golpeados con un palo, a sufrir un daño mayor que cuando nos golpean con un puño, nos permite espabilar y al mismo tiempo luchar contra nosotros mismos para superar ese miedo, para poder movernos con nuestro compañero.
Este es sin duda uno de los motivos por los que sigo practicando Aikido después de tantos años. El poder probarte físicamente, más allá de la pura palabrería, en un trabajo tan sencillo como es ser atacado por alguien con un palo de madera. Superar el miedo a recibir un golpe, ser capaz de moverme con el otro, ser capaz de resolver una situación violenta de una forma que resulte poco lesiva para mi compañero, aceptar su ataque, no huir...toda una amalgama de sensaciones que se resuelven en un pequeño instante.
Félix
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