El encuentro, ¡Ay, el encuentro!

 



"Cuando te atacan, unifica las partes superior, media baja de tu cuerpo. Entra, gira y mézclate con tu oponente, frente y espalda, derecha e izquierda."


O Sensei Morihei Ueshiba


El Ai del Aikido, ¡Ay qué tormento! ¡Ay, qué jodido que es! ¿Pero por qué tiene que haber un Ai? El Ai del Aikido, la Unión en castellano, la Unión con nuestro compañero, la Unión con el ataque de nuestro compañero. ¡Acepta su ataque! ¡Fluye con Uke! ¡No te bloquees! ¡ No te adelantes a su movimiento! ¡No te retrases! Etc, etc, etc....¡Qué fácil es decirlo! ¡ Y qué jodido es que el cuerpo haga caso! El cuerpo quiere huir, salir de esa situación, si no le dejas se bloquea y lucha, para nada acepta lo que el Uke le propone, se escapa, se mueve y pretende que Uke le siga...o le deje en paz, pero, ¿enfrentarse a Uke? ¿Afrontar la situación? ¿Unirse a su ataque? ¡¿Pero tú de que vas?! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡Vamos, no te flipes!


¡Qué familiar suena todo esto! ¿Verdad? Y sin embargo en esta lucha interna, en este debate con nosotros mismos reside la esencia de nuestra práctica. Sin este primer paso, si esta lucha por afrontar lo Inevitable la práctica pierde todo su sentido. Podemos entrenar saltándonos este primer paso, regañando a Uke por no atacar de forma que nuestra técnica pueda lucir, culpar a Uke si el resultado obtenido no es el deseado, danzar como una cabra saltarina frente a su ataque, fliparnos con que lo movemos desde el centro, con nuestra relajación, con el poder del Ki, pero si no nos unimos a Uke todo nuestro trabajo no será más que un mero espejismo, que desaparecerá cuando nos enfrentemos a alguien cuya única intención es pegarnos. Toda nuestra gran habilidad flaqueará y empezaremos a perder el control frente a algo tan sencillo como resolver la intención de alguien que quiere zurrarnos sin más.




El Ai, la Unión, un primer paso que si está mal realizado todo lo que sigue después estará también mal realizado. Debemos encarar a Uke para saber qué es lo que propone con su ataque, saber qué es lo que quiere. Es similar a cuando quedas con alguien para hablar de algo. Imagina que cuando quedas y te encuentras con esa persona, te evita y te empieza a hablar de algo de lo que no tienes ni idea. Seguramente pensarías que esa persona tiene algún tipo de problema mental. El trabajo en Aikido es similar. El Aikido necesita de al menos dos personas para poder trabajar. Cada una realiza un papel establecido de antemano y debemos ser buenos actores y actrices para realizar con credibilidad, con seriedad, con firmeza, con veracidad nuestros roles. Las medias tintas, las excusas, los "yo lo hago así", están fuera de lugar.


Debemos abandonar el Ego, o mejor dicho, debemos dejarlo aparcado un rato y zambullirnos en la práctica con todo nuestro Ser. Chocar con Uke, notar como me tenso frente a su ataque, intentar doblegarlo con fuerza, notar cualquier cosa que nos indique la sensación correcta para seguir avanzando. La relajación y la calma que tanto buscamos no surgirá porque nos sugestionemos que hay que ver al enemigo como amigo, surgirá de chocar y tropezarse una y mil veces con la misma pared, hasta que poco a poco, notamos como hacer las cosas de un modo más suave, más tranquilo...¡pero será porque estaremos hasta los huevos de chocarnos y hacernos daño!




Los flipamientos no sirven ni ayudan. Todo es más básico y sencillo de lo que creemos. Recuerdo cuando ayudaba a mi abuelo en el huerto. ¡Qué facilidad tenía para manejar la azada! ¡Y mi padre también! Siempre me he preguntado cuántas horas, días, años estuvieron dándole a la azada. ¡Seguro que no se fliparían con energías místicas! La facilidad de la que hacían gala había sido conseguida a través del esfuerzo y la repetición. 


Lo poco que sé de esta Vida, es que si quieres dominar algo has de esforzarte y repetirlo muchas veces. Al final el cuerpo y el cerebro que siempre buscan el camino fácil, encuentran la manera de realizar un movimiento, trabajo, aparentemente costoso en algo relativamente cómodo...¿por qué ha de ser diferente en nuestra práctica marcial? ¿Acaso los principios del movimiento son diferentes? ¿O nos hemos vuelto demasiado cómodos y tan sólo buscamos excusas que justifiquen nuestra comodidad?




Me da pena cuando veo a practicantes no terminar sus técnicas, no agacharse para controlar a Uke. Buscar la comodidad en el entrenamiento no debería ser un objetivo. Buscar el trabajo correcto, el trabajo que nos ayude a convertir una situación incómoda en algo más llevadero creo que sí...¡pero tan sólo es mi opinión como practicante!







Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprehendiendo...

Imagina

Cuando seas mayor....comerás huevos