Luz y Oscuridad

 



"Tu única búsqueda es de Oscuridad.

Este mar no es tu mar.

Los mitos de los hombres no son nuestros mitos.

Los tesoros del hombre no son tuyos"


Lestat el Vampiro


Por fin llegó la lluvia a mi Ciudad. Veremos cuánto dura. Personalmente espero que por lo menos una semana y que sirva para llenar de agua nuestros maltrechos pantanos. No me atreveré a decir que sea consecuencia del cambio climático pues si algo aprendo con el paso de los años es a no formular opiniones categóricas sobre las cosas que nos suceden. De hecho, resulta curioso que conformen pasan los años, una niebla parece extenderse ante mí y cada vez tengo menos cosas claras. Antes con el fragor de la juventud y la ignorancia propia de esa época el Mundo parecía ser una autopista con un destino claro, en cambio ahora, cada pequeño paso supone abrirme paso ante la espesa vegetación de la selva por donde Dutch y los suyos andaban buscando rebeldes insurgentes comunistas. Parafraseando a Blaine diría "¡En esta selva te pierdes y no te encuentra ni tu madre!".


Aquellas profecías de que con trabajo y esfuerzo conseguirías todo lo que quisieras se han ido al traste, aquello de si que eres buena persona la vida te recompensará cada día que pasa parece menos cierto ante el avance de algo que no sé como definirlo pero que ahí está. La implicación, el compromiso, el hacer las cosas con una etiqueta y un cierto rigor suena a viejuno, y como pollavieja que soy, observo a diario unos métodos de entrenamiento que para nada tienen que ver con lo vivido en mis inicios de entrenamiento. 



Lo mismo sucede con el estudio académico, donde la doctrina avanza frente al conocimiento y los profesores y profesoras se dedican a adoctrinar a los estudiantes a través de sus opiniones. Siempre pensé que un profesor tenía que enseñar y no contarte qué opina al respecto de esto o aquello, tratando de influir en los estudiantes como figura de autoridad que es. 


Tanto esfuerzo, tanto estudio, tantas broncas aguantadas, tantos reproches, ¿y para qué?¿Qué he conseguido después de casi treinta años de enseñanza? Nada, nothing, cero patatero...al final este viaje que empezó con un dubitativo chaval de veintidós años sólo ha servido para quedarse más solo que la una, pero como hijo de trabajadores que soy, me niego a rendirme, me niego a abandonar una práctica que me ha traído tanto bien a mi vida. 



Entrenar se ha convertido estos últimos años en algo similar al mito de Prometeo. Cuando asisto al Dojo de mi Sensei recupero la Luz y la Alegría por la práctica de un Arte Marcial que me resulta maravilloso e inabarcable, pero cuando vuelvo a esos escasos veinte metros cuadrados y a la Soledad que me rodea siento como la Oscuridad tira de mí, llevándome a esos terrenos donde la Tristeza y la Melancolía son dos poderosas reinas. Y aún así resisto, sigo peleando, peleando conmigo, peleando con aquellos que me acusan de hacer cosas que no hago, de Ser cosas que no soy, de aquellos que muestran su descontento al comprobar que no soy lo que ellos pensaban...una eterna lucha entre la Luz y la Oscuridad. 


El final de esta lucha es conocido, mis días acabarán conmigo derrotado y exhausto, tirado en un rincón como un perro viejo, un perro de esos que pueblan miles y miles de vídeos en las redes sociales donde nuestros semejantes humanos nos hablan de lo fantásticos que son en comparación a nosotros...¡Ay si los perros tuvieran conocimiento!¡Estaría bien saber que piensan de nosotros!¡A lo mejor  nos sorprenderíamos al escuchar la respuesta!



 De  joven cayó en mis manos un manga llamado Hotel Harbour View, una serie de historias de cine negro realmente fantásticas. Entre todas me llamó la atención la de un hombre que contrata a un asesino para que le mate antes de que el cáncer lo haga. En esa historia había una frase que a medida que pasan los años la tengo más presente: "Sólo en el momento de su muerte, el hombre comprende que siempre ha estado solo".




Félix

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