Rafael

 



"Jamás piensen que una guerra por necesaria
o justificada que parezca,
deja de ser un crimen"

Ernest Hemingway


Finales de la Guerra Civil española. El ejército republicano de Andalucía es consciente de su derrota y ante la rendición inminente los soldados empiezan a hacer los preparativos para vivir en la derrota. Los sueños de libertad que llevaron al fratricidio entre hermanos y amigos tocan a su fin, y una nueva España asoma, con la amenaza del hambre y la pérdida de muchas libertades. Para el soldado raso esta adaptación puede ser soportada pero, ¿Qué ocurre con los oficiales del ejército republicano? La amenaza y en muchos casos la certeza de una muerte segura les hace huir de su tierra, de su país, exiliándose en el extranjero.


Entre esos oficiales se encontraba mi tío abuelo Rafael. Rafael Rodríguez Torres, hermano de mi abuelo paterno José Rodríguez Torres. Ambos hermanos lucharon en el ejército republicano, mi abuelo como soldado, mi tío abuelo como capitán. Al finalizar la guerra mi abuelo volvió a su pueblo donde acabó siendo denunciado por un vecino terminando mi abuelo en prisión. Allí estuvo tres años, y recuerdo que de lo poco que contaba era el hambre que habían pasado allí dentro. Mi abuelo siempre se enfadaba cuando dejábamos comida en el plato y era por este motivo, por lo  mal que lo había pasado, no concebía tirar comida. Mi tío abuelo huyó a Francia donde nada más llegar terminó en un campo de concentración que habían construido los franceses para acoger a los exiliados de la Guerra Civil española. Allí estuvo preso hasta que el ejército nazi invadió Francia. Entonces los franceses cogieron a mi tío abuelo y al resto de españoles de sus campos de concentración y los mandaron a luchar contra el ejército nazi de Adolf Hitler.




No tardaron en caer derrotados ante el ejército nazi y ser posteriormente llevados a un campo de concentración. Mi tío abuelo, Rafael, como más de 7.000 soldados españoles fueron llevados al campo de concentración de Mauthausen, uno de los campos de concentración creados por Heinrich Himmler destinado a extraer granito para la construcción de las cuatro grandes megalópolis del III Reich: Berlín, Münich, Nüremberg y Linsk. Mi tío abuelo fue apresado en Angulema (Francia) y así recibió ese nombre en el campo junto a un número de identificación,3998, despojándole de cualquier tipo de individualidad y siendo considerado poco más que un perro. La deshumanización del enemigo es una de las estrategias que se usa en propaganda para justificar cualquier atropello, físico o moral, que se pueda ejercer sobre el enemigo, algo que lamentablemente sigue vigente en nuestros días. 


Mi tío abuelo ingresó en el campo de Mauthausen el 24/08/1940 y falleció en ese odioso campo de la muerte el 09/12/1941. Apenas llegó al año y medio de sobrevivir en el campo. A veces imagino todas las perrerías que tuvo que soportar a manos de los alemanes mientras la ira, la tristeza y la impotencia me invaden. Lo que sufrió allí, lo que muchos españoles sufrieron en ese campo podría convertirse en un auténtico relato de terror imaginado por la mente más enferma, pero por desgracia, todas las torturas que padecieron sucedieron a manos de ese pueblo tan civilizado y desarrollado que son los alemanes.



Mi padre, hijo de la posguerra, tras cumplir el servicio militar obligatorio de forma voluntaria, emigró a Alemania para buscar una vida mejor. Al llegar allí todos los trabajadores extranjeros que viajaban a Alemania a trabajar eran "hospedados" en barracones cercanos a las fábricas donde trabajaban. El III Reich había caído en 1945 pero se ve que algunas costumbres permanecían. Una vez tuvo una cierta estabilidad en Alemania buscó qué había sucedido con su tío Rafael, el hermano de su padre. Al final encontró esta terrible historia, la historia de su tío que luchó por una España libre y que pereció en un campo de exterminio privado de toda sus libertades. Mi tío abuelo pereció en Mauthausen con 45 kg de peso, ¡con 45 kg de peso! ¡Gracias Alemania!¡Iros a tomar por culo!¡Gracias a Serrano Suñer por dejar abandonados a miles de españoles después de la Guerra Civil diciendo que fuera de España no había españoles!¡Gracias hijo de puta!¡Espero que ahora estés ardiendo en el Infierno!


Los primeros españoles que llegaron a Alemania tuvieron que soportar carteles colocados por los alemanes en bares y restaurantes donde ponía "Prohibida la entrada a perros y a españoles". Durante mi infancia viví junto a mis padres y a mi hermano en un gueto donde vivíamos españoles, italianos, yugoslavos y turcos. Valíamos para trabajar pero no para vivir como los alemanes, 



 

Ahora en plena efervescencia del movimiento Woke donde nos tildan a los españoles como lo peor, cabría echar la vista a un pasado no tan lejano y recordarles a esos ofendidos y ofendidas como nos trataron hace 85 años. Y podemos seguir remontándonos más atrás, la Guerra de Independencia contra los franceses, la invasión musulmana, la invasión del Imperio Romano. Parece que ser españoles sea sinónimo de que nos pueden pisotear, humillar, asesinar y no podamos ni siquiera quejarnos...no es así, jamás fue así. Nuestra vida importa igual que la de los demás....¡IGUAL!


Un fuerte abrazo tío abuelo de parte del nieto de tu hermano José.




Félix

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