Intención y el centro
Aprender a moverse con tales obstáculos
es una parte esencial del entrenamiento"
O Sensei Morihei Ueshiba
Intención, intención, la determinación de la voluntad en orden a un fin. En japonés es Ito. Esta es una de esas enseñanzas que he corregido hace poco. Toda mi vida de practicante había relacionado la Intención con el famoso Sen no Sen de Karate, pero resulta que este concepto del Karate hace referencia a la anticipación, a estar antes del ataque. El por qué de mi equivocación tiene que ver con la facilidad que tengo para mezclar conceptos como anticipación e intención, que aunque están relacionados, no tienen el mismo significado. Ito, querer hacer las cosas, tener la voluntad de hacer algo, una parte esencial en mi práctica de Aikido. En mi nivel de entrenamiento me cuesta horrores dejar que las cosas sucedan porque sí, de forma natural. Cada vez que lo intento termino perdido y mi práctica se convierte más en una coreografía que en algo que pueda realmente sentir.
Desde mi humilde perspectiva creo que hace falta mucho trabajo físico, mucho de tropezarse con la misma piedra muchas veces, para que la mente pueda llegar a entender realmente conceptos como fluír, ser natural, acompañar a Uke, no ver a Uke como un adversario, En el plano mental es fácil, fácil es decirlo, pero trasladarlo al plano físico es algo que por lo menos para mí, para mí, me resulta harto difícil.
Cuando estoy entrenando con mis compañeros me alegro de poder sentir que me bloqueo, que consigo ir más allá de esos bloqueos. Me alegro cuando después de una práctica de cuatro horas donde la mente llega un momento que te invita a abandonar, no lo haces y aguantas hasta el final, y es en esos segundos después de terminar la práctica cuando notas una bocanada de aire fresco que limpia tu mente, tu cuerpo y tu espíritu, llegando una pequeña nueva forma de ver algún aspecto de nuestra práctica.
Vencer a la mente no es fácil, vencer a nuestro Ego no es fácil. Llevo casi treinta y cinco años de práctica y cada pequeña victoria, cada pequeño avance, cuesta mucho, cuesta muchas horas de práctica. Afortunadamente nuestro cuerpo tiene la gran virtud de no saber mentir y la verborrea que algunos promulgan sobre la Paz, sobre el Amor, sobre la no existencia del Enemigo, se cae ante el primer ataque de Uke, y el cuerpo si no está bien entrenado, si no está curtido en horas, días, meses, años, décadas de un entrenamiento serio y riguroso, hace lo contrario de lo que su interlocutor dice.
El Aikido puede llegar a ser desesperante, frustrante. No son pocas las veces que te irás a casa después de entrenar con la sensación de que estás perdiendo el tiempo, de que no vales para esto, de que por más que te empeñes las técnicas no te salen.....pero llega el día siguiente y vuelves al Dojo, a la práctica, eres como un mosquito que se ve atraído irremediablemente por la Luz. Vuelves al entrenamiento porque hay algo dentro de tí que te impide abandonar la práctica, te niegas a rendirte, porque has notado en tu piel lo que supone conseguir un pequeño avance. ¡Y ese pequeño avance es tanto! Esa pequeña sensación de victoria sobre ti mismo aprendida a través de la práctica física y no del intelecto, ¡esa pequeña y maldita victoria que te atrapa como una araña en su red! ¿Acaso esa sensación es Amor, es Paz, es ir más allá de nuestro Ego?
No tengo ninguna respuesta concreta. Solo puedo decir que sin intención es muy difícil continuar la práctica. Y todo tiene que ocurrir en tu Hara, en tu centro, la verdadera Fuerza que has de emplear tiene que estar en tu centro. El resto del cuerpo debe permanecer firme pero relajado, firme y tenso no funciona. Presente ante la amenaza del ataque y al mismo tiempo tranquilo, sin huír del adversario, al contrario, buscándole y uniéndonos a su ataque. Los dos opuestos que se juntan para formar algo nuevo.
Aikido, Zen, Kyudo, Karate, Judo, Iaido, Kendo....Artes Marciales japonesas nacidas y creadas para convivir en una eterna dualidad.
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