Eterno Presente, un cuento de Navidad

 

 



Llegó un día  de una Navidad de hace muchos años. Nadie sabe de donde venía, ni como llegó a nuestras costas, pero lo cierto es que un día de Navidad apareció deambulando por la playa. Cuando le preguntaron qué hacía allí solo en la playa, la noche de Navidad su única respuesta fue que se había perdido. Cuando le preguntaron de dónde venía decía no recordarlo, tan sólo se acordaba de que salió un día de su casa en busca del Maestro, el Maestro del que todos hablaban, el Maestro con él que soñaba poder aprender. Al mencionar su casa alguien preguntó dónde se encontraba pero él respondió que no sabía encontrar el camino de vuelta a su casa.


El misterio le persiguió toda esa Navidad, pues los habitantes de la Isla desconfiaban de ese viajero perdido que decía no acordarse de nada. La Navidad pasó y el Extraño consiguió ser admitido como  alumno por el Maestro, el porqué de aquello sigue siendo un misterio a día de hoy. Desde ese día se entregó en cuerpo y alma a las enseñanzas del Maestro y día a día, con su amabilidad se fue ganando el cariño de los habitantes de la Isla. El tiempo fue pasando y poco a poco el Extraño dejó de serlo y se convirtió en un habitante más de la Isla.


 

 

Pero a los diez años de estar asistiendo todos los días a clase con el Maestro el Extraño partió hacia el Horizonte desde la misma playa a la que había llegado aquella lejana Navidad. Los habitantes de la Isla se preguntaron el por qué de su decisión y cuando alguien preguntaba al Maestro este solía responder que cada uno debe andar su Camino. Pasaron diez años más y nadie volvió a ver al Extraño, hasta que la Navidad donde se cumplían doce años de su desaparición volvió a aparecer en la misma playa, la misma noche de Navidad. Los que se encontraron con él se alegraron de verle pero algo había cambiado en el Extraño. La primera vez que llegó a la playa era un joven arrogante pero amable con el fuego de querer saber en sus ojos, ahora era un hombre de mediana edad vencido por la Vida y las circunstancias, conservaba su amabilidad pero el fuego de sus ojos había sido sustituido por la Tristeza. 

 

Esta vez nadie preguntó de dónde venía, todos se alegraron de su regreso pero una preocupación creció entre ellos al comprobar que el joven que llegó a la Isla, que el hombre decidido que la abandonó ya no existía.¿Qué le había sucedido fuera de la Isla?¿Qué provocaba tanta tristeza en él? 

 

Pasada la Navidad y como ocurrió la primera vez que llegó el Maestro volvió a admitirlo como alumno. A medida que los días fueron pasando y se convirtieron primero en semanas, después en meses, y terminando en años, la alegría del Extraño fue reviviendo. Un día un niño que había oído sus historia en casa de sus abuelos se atrevió a preguntarle  qué le había ocurrido fuera de la Isla. El Extraño amable y pacientemente le contó su historia, le contó que intentó ser un Maestro tan bueno como el que vivía en la Isla pero que nunca lo consiguió, lo intentó todo pero al final acabó fallándole a todo el mundo, incluso fallándose a sí mismo. Roto en mil pedazos decidió embarcarse para volver a la Isla sin saber si podría volver o naufragaría en el Mar. Afortunadamente consiguió volver y ahora vive su vida como alumno, aprendiendo del Maestro y haciendo todo el Bien que puede ayudando a los demás.


 

 

 

"¿Eres feliz?" le preguntó el niño. El Extraño respondió "Sí, soy feliz. He dejado de vivir en el Futuro, ahora disfruto de un Eterno Presente, y eso es algo muy valioso, algo que me ha costado muchos años aprender, de hecho, aún sigo aprendiendo". El niño sonrió y respondió que no había entendido nada de su respuesta, el Extraño sonrió y le dijo: "¡Feliz Navidad!". Ambos rieron y se marcharon a la cena de Nochebuena.



¡¡¡Feliz navidad a todos, os deseo un final feliz de año y un Feliz Año Nuevo!!!



Félix

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